(4) Email escrito el 17 de mayo de 2016

Hola hijas mías,

Lamentablemente, la relación con vuestra madre empeora por momentos. Cualquier cosa que digo, o hago, ella se pone muy alterada, me chilla, me echa de vuestra casa... El maltrato es incesante.

Yo he sido y soy un buen padre, una buena persona, que solamente le pedía que me echara una mano y me apoyase con el esfuerzo que estaba haciendo.

Ella casi nunca ha estado. Sus horarios de trabajo, la gente que cogía extra en casa y fuera de casa para su trabajo, todo a costa del tiempo que se supone que tenía que pasar con nosotros, su familia.

Sus salidas, nocturnas, todo el tiempo dedicado a hablar por el móvil con gente nada interesante...

Y yo, esperando su presencia, cansado y agotado de atenderos a vosotras... Solo necesitaba más de vuestra madre, para este sobre esfuerzo que estaba haciendo.

Nada importa ya. Todo mi trabajo de padre a nivel educativo y afectivo, se va perdiendo poco a poco. Os he dedicado mi vida entera. Os he dado cariño, diversión, cuidados...

Ahora ella frecuenta gente poco recomendable, sin ningún tipo de educación, ni interés por adquirirla.

Tengo miedo de que, poco a poco os vayáis contaminando de toda esa gente.

He intentado darte la mejor educación en valores y en conocimientos... Y siento mi trabajo destruido.

Estoy muy mal de ánimos, pero no me puedo rendir. Os voy a dar lo mejor de mi, para que seais unas buenas personas en el futuro.

Sigo aguantando el dolor, por vosotras.

Empecé a escribiros correos, para contaros cosas de la vida, para enseñaros a ser personas.... Ahora me toca escribir sobre dolor...

Pero resistiré.

Os quiere,
Papá.

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