(16) Audio grabado el 27 de junio de 2016

Hola hijas mías.

Son las 7:20 de la mañana. Hoy he dormido en casa de las abuelas, por no estar solo. Por no sentirme solo. Por alejarme...

Este fin de semana pasado os tocaba con vuestra madre. He estado sin vosotras desde el sábado a las 20:00, y os veré esta tarde.

Día y medio sin vosotras. Me faltáis.

Me falta ella.

Me ha causado y todavía lo está haciendo, un daño terrible. Todavía le quiero. Espero algún día poder dejar de hacerlo.

Intento hacer deporte, salir a caminar, matar las horas... pero no consigo despejarme.

Al final, tomo una pastilla para dormir, para intentar que las horas pasen rápido.

Este verano que todavía queda por delante, con sus días largos, con sus horas muertas, va a ser muy largo.

En agosto vuestra madre tiene la operación de aumento de pecho.


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Vuestra madre solamente pasa un día y medio, si llega, de cada dos semanas, con vosotras. El fin de semana que estáis con ella, pero que realmente os recoge casi a la tarde noche del sábado.

Por lo tanto, podríamos decir que pasa con vosotras un día solamente (el domingo), del fin de semana que os toca estar con ella.

Un día de cada 15.

Este agosto tiene dos semanas de vacaciones, y debería aprovechar para disfrutarlas con vosotras, pero lejos de eso, me pidió que cogiera mis vacaciones las mismas semanas que ella, para que estuviérais conmigo, y ella pasar por la operación de aumento de pecho, y su postoperatorio.

Me duele como madre que dice ser, me duele como mujer que dice ser.


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Ella ya solamente está pensando en su nuevo pecho... las fotos que se va a hacer, los hombres que van a intentar acostarse con ella....

Comparado con el trabajo que da una familia, dos hijas, una casa... Qué dificil competir con esa oferta.

Qué tristeza de persona. Qué prioridades.


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No tenéis ni idea del infierno que estoy pasando. Me gustaría llorar. Llorar para liberar tensión. Para descansar. Pero no puedo. Ni siquiera puedo descansar.

Ella me ha cambiado por salir de noche, ligar, operarse, verse guapa, ser una caza-hombres... Como ha hecho gente de su entorno laboral.

Me quedáis vosotras. La mitad de vosotras.

Me han robado mi hogar y mi familia.


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Asumo mi parte de reponsabilidad en todo esto.

Cuando conocí a vuestra madre, lo que vi no me gustó. Y yo le dije que no quería estar con ella. Pero ella cambió.

Recuerdo que un día me dijo llorando, en la cama: "Ya no sé qué hacer para que estés conmigo...".

No le dije nada. Le abracé fuertemente.

Al día siguiente, sin decirle nada, me había mudado a su casa, para no dejarle nunca jamás.