(37) Audio grabado el 20 de diciembre de 2016

Hola hijas mías.

Ayer fui mi cumpleaños. Cumplí 38 años.

Estamos en alerta por fuertes lluvias. Las clases del colegio se suspendieron, y os quedásteis en casa con vuestra madre.

Aun así, quise pasar a llevaros una pequeña bolsa de chucherías a cada una, que usé como excusa para poder veros un ratito.

Al rato de salir de casa de vuestra madre, recibí un mensaje de ella, diciéndome que me podría haber quedado esa noche.

Ya sabéis, y yo también lo sé, que quedarme en casa, hubiera supuesto cenar, y acostarnos juntos.



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Le contesté que NO.

Le dije que si no significaba nada, que si al día siguiente tendría que volver a salir de puntillas de esa casa, que si el que se iba a quedar sufriendo profundamente era yo, mientras ella seguía con su vida de discotecas y relaciones con otros hombres..., que no me quedaba a pasar la noche.

Yo, hablándole con el corazón en la mano.

Ella, bromeando. Sin darle importancia al fondo de lo que le estaba diciendo...



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No dejo de darle vueltas.

Decirle NO a ella.

A la persona que amo, a la madre de mis hijas.

Pero ella ya no es ella.


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Siempre repite lo mismo:

- Me gustas mucho, pero no me gusta tu forma de ser.


¿Forma de ser? ¿Qué forma de ser?

Soy yo, la persona de la que un día te enamoraste, la persona con la que has formado una familia, la persona con la que has vivido momentos maravillosos.

Soy un padre normal, un trabajador normal, y un marido normal. Soy yo.

Pero tú ya no eres tú.

Todo son patrañas, excusas, argumentos falsos y estrategias mentales para autojustificar, evadir, o evitar la verdad de todo, y es que ella no quiere abandonar su vida de salidas nocturnas y relaciones sexuales con desconocidos.

Esto es así chicas.

Nunca conoceréis a nadie en la vida que asuma la responsabilidad de sus actos, y tenga el valor de decir claramente lo que hace, y la verdad de por qué lo hace.

Esta clase de personas, siempre hilan con gran imaginación una historia, en la que ellos nunca son los culpables, y casualmente, siempre había un motivo que justificaba el hacer lo que hicieron, o el no hacer lo que no hicieron.

Ellos nunca tendrán la culpa, jamás sentirán la necesidad de cargar con el peso de la culpa. Y por supuesto, siempre la culpa, es de otro.



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Yo, ya no sé qué hacer.

Yo solo puedo ofrecerle a vuestra madre un marido, padre, compañero, amigo, amante.

Pero ella no quiere eso, ella quiere discotecas, salidas, fiesta, selfies, y por supuesto, relaciones sexuales con otros.

Yo, ya tengo 38 años. Los cumplí ayer. Tengo dos hijas preciosas que sois vosotras, y yo quiero y necesito una vida de padre de 38 años.

Cuidaros, criaros, educaros, daros cariño, y diversión.

No quiero salir de noche. No quiero discotecas. No quiero fiestas.

Quiero a mi familia.

Le quiero. No le puedo olvidar.



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Este sábado ella tuvo su cena de empresa, y prefirió dejaros solas en casa con una amiga suya, que no es una persona muy correcta, por decir algo, y se negó a que os pudiérais quedar conmigo.

Estas van a ser las primeras navidades divorciados, separados, con régimen de visitas.

Tengo que controlar todo el dolor y la rabia que siento por dentro, por vosotras.

Qué manera tan triste y horrible de vivir algo tan maravilloso como vuestra existencia.



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Nada sirve de nada.

Está perdida.



Os quiere,
Papá.