(52) E-mail escrito el 7 de junio de 2018
Hola hijas mías,
La semana que no estáis conmigo, vengo casi todas las tardes igualmente a estar un rato con vosotras, cuando acabo de trabajar.
Sé que no es mi semana, y se que podría descansar, pero pasar un día sin veros se me hace muy largo.
A veces es un rato, y a veces mucho menos que eso... Porque alomejor llega vuestra madre de trabajar, y no llega ni a un cuarto de hora lo que estoy con vosotras.
Pero da igual. Vengo para ver a mis niñas. Para escucharos. Para sentir vuestra presencia.
Últimamente, como ya tienes casi 9 años, solamente quieres estar con amigos y amigas, y a veces tengo la sensación hasta de que no debería haber venido.
Supongo que es normal... Los niños queréis divertiros. Pero yo, en mi situación, privado de mi familia, necesito sentiros. Necesito sentirme parte de vuestra vida.
Menos mal que la pequeña, con su inocencia infantil me hace caso y juega conmigo.
Me duele que casi no me hagas caso. Pero debo ser fuerte y entender que tú eres ajena a todo esto. A este infierno de paternidad que me han impuesto. Y que os han impuesto a vosotras. Os quitaron a vuestro padre. Lo echaron de casa.
Ahora mismo hace 15 minutos que os habéis ido. Pero todavía continúo sentado en la Alameda, solo. Escribiendo este correo para vosotras.
Sólo. Recordando tiempos pasados en los que no pasaba un día sin estar con vosotras. En los que os cuidaba cada noche, en nuestro hogar.
Os quiero. Os echo de menos. No me queda nada por lo que luchar, excepto vosotras. Sois el motivo de mi vida, y por lo que me levanto cada mañana e intento conseguir lo que necesitaréis de mi en el futuro.
Os quiere, Papá.
Comentarios
Publicar un comentario