(62) E-mail escrito el 27 de agosto de 2018
Ella se quejaba de todo. No le gustaba nada.
Siempre le decía de hacer deporte, de salir a correr. Nunca quiso. Decía que no le gustaba correr, que no aguantaba nada y que no le gustaba.
Siempre le decía de hacer senderismo, que era una actividad natural, barata, sana y bonita. Jamás hizo conmigo. No le gustaba el deporte, ni caminar por la montaña.
No pasa nada, yo siempre le respeté.
Ahora, sale a correr, y también hace senderismo. Acompañada de la persona que ocupa mi sitio. Claro, si va con el nuevo novio, quiere pasarlo bien sin vosotras.
Pero no sólo era esto. Siempre me decía que tenía demasiadas cosas encima de la mesa del comedor, que la mesa parecía un escaparate.
Cuando yo solamente ocupaba una esquinita de la mesa, para mis papeles.
Ahora, ella tiene la mesa absolutamente llena de trastos, cosas, objetos...
Y como estos ejemplos, muchos más que ahora no recuerdo.
¿Cuál era el problema?
El problema para ella erais vosotras.
Eramos una familia, y por supuesto, todo lo que yo le proponía, os incluía a vosotras. ¿Cómo no me voy a llevar a mis hijas a un día en la montaña? ¿Cómo voy a apovechar un día libre, si no disfruto de vosotras en familia?
Si yo le decía de ir a practicar senderismo, yo contaba con que fuésemos la familia al completo. Nosotros y vosotras.
Ese era el verdadero problema.
Ella lo que quería era hacer marcha ella sola, sin niñas. Sin vosotras.
Ahora, resulta que correr es bueno, hacer senderismo es bonito, y no pasa nada si la mesa del comedor está llena de trastos. Por supuesto, si lo hace ella. En su tiempo sin vosotras.
No pasa nada, porque con el divorcio, y echandome de casa y de la familia, ella tiene una semana en la que puede hacer lo que quiera, sin tener que hacerlo con vosotras.
Ella fue la que quiso tener familia. La que quería tener hijos. Yo, el que me esforcé al máximo, y el que estaba ahí siempre para la familia, para ella y para vosotras.
Pero ella quería otra vida. Su vida. Por encima de su familia. Por encima de vosotras. Y de mi.
Su egoísmo no conoce límites. Incluso con sus propias hijas.
También se va de vacaciones, a lugares donde yo fui con ella. Lugares que para mi evocan muchos recuerdos... Es tan doloroso. (Si, estoy hablando de la casa de Sumacàrcer).
Es todo muy doloroso. Muchísimo.
Le sobraban las hijas. Le sobrabais vosotras. Le sobraba yo, que os incluía a vosotras. Y no dudó en apretar el gatillo.
Quería tiempo sin vosotras. Y sabía que conmigo, siempre ibais vosotras por delante.
Sigo sufriendo. Me duele como el primer día.
Pero ya no me opongo al dolor. Ya no lucho.
Dejo que me atraviese con toda su hiriente fuerza. Y ya pasará...
Ya pasará.
Os quiero. Os quiero muchísimo.
Besos,
Papá.
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