(65) E-mail escrito el 1 de octubre de 2018
Hola hijas mías,
Ya estamos en octubre. Ya ha empezado la rutina normal en el colegio, ya hay clases por la tarde también.
Ya es otoño. Hace calor por el día, y fresquito por la noche. Es el tiempo que más me gusta, el clima de otoño.
Os acompaño a todo, ya que ahora mismo no tengo trabajo.
Os llevo al colegio, os recojo. Nos quedamos en el polideportivo, y te llevo a las clases de baile de Funky.
Nadie me habla. Es increíble. Ninguna madre, ni ningún padre. Ni los que fueron mis "amigos".
No lo entiendo. Ellos sí que van con vuestra madre. Le hablan, quedáis para hacer cosas...
A mi, nadie me habla. Nadie me dice nada.
Que pronto olvida la gente quién ha hecho mal. Qué pronto te sustituyen por otro. Todos lo aceptan como si no pasara nada, y a seguir.
Nadie se acuerda de lo que hizo vuestra madre. O no lo quieren recordar, o ni lo saben.
Te echan de casa, empiezan a meter a otros en la cama. Fiestas nocturnas. Alcohol. Otro en mi lugar...
Pero al que no le hablan es a mi.
Hay días que me fallan las fuerzas para venir. Me duele venir al que era mi hogar. Mi pueblo.
Y me duele la desvergüenza de la gente.
Hay días que pienso en abandonar. Pero vosotras me dais el ánimo que necesito.
Os quiero mucho.
Papá.
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