(69) E-mail escrito el 22 de noviembre de 2018
Hola hijas mías,
Sigo solo. Es decisión propia. Bueno, realmente es lo que siento y creo que debo de hacer.
Normalmente, la gente divorciada con hijos, bien sean los que han tomado la decisión de divorciarse, o los que se han visto obligados a ello, busca recomponer su vida, encontrar otra pareja, pensar en sus intereses como persona.
Buscan otra persona con la que estar, o se dedican a ellos/ellas mismos.
Eso implica no dedicarte, o por lo menos no hacerlo en la intensidad que es necesario, a la tarea más importante para mi: dedicarse por completo al desarrollo de los hijos.
Los hijos necesitáis una presencia constante en muchos aspectos: en forma de educación, de cuidado, de apoyo, de afecto, de cercanía, de protección, de ejemplo...
Cuando te pasa una cosa como la que me hicieron a mi, la mayoría de la gente se vuelca en pensar en sus intereses, en su bienestar, y en reconstruir lo destruído.
Eso implica dejar de poner esfuerzos en los hijos. Y esos hijos, poco a poco, sin darse cuenta, van desarrollando unas carencias (afectivas, educativas, de supervisión,...), que marcarán para siempre su vida, su personalidad, y por lo tanto su felicidad.
En mi caso, y como consecuencia del tremendo shock y posterior depresión que tuve que vivir, también lo hice... pero pronto me di cuenta de que no estaba bien. Dentro de mi, sentía que no estaba haciendo lo que sentía que debía hacer.
Cada vez esa sensación se hacía más y más grande. Hasta que reuní la fuerza necesaria para llevar mis pasos por el camino que yo creía correcto: DEDICARME POR COMPLETO A VOSOTRAS.
Soy consciente de que me quedo en segundo plano. De que un día tendréis vuestras vidas de persona adulta. Pero estaré tranquilo sabiendo que os dí todo lo que pude, lo que tenía.
Yo no tuve la culpa de lo que pasó. Pero mucho menos vosotras. Así que, ahora que tengo un poco más de fuerza, hago lo que siento que tengo que hacer. Sois mis hijas. Lo di todo por vosotras. Y siento que es lo que QUIERO,DESEO, Y DEBO hacer.
Nada va a restituir mi familia. Nuestra familia. Ninguna persona podrá aportarme lo que tenía. Y yo necesito sentirme bien conmigo mismo. Y lo único que te hace sentir bien, es saber que estás actuando conforme a tu forma de pensar y sentir.
Es duro. Muchas horas. Muchos días. Sin hablar con nadie. Hablando solo, pensando en voz alta, para que se oiga alguna voz en casa...
Muchos ratos de soledad. Echo tanto de menos hablar con alguien, tener complicidad... Los amigos están lejos o no tienen tiempo, la familia lejos...
Pero, es mi decisión. Atravieso la tormenta por el centro. No sirve de nada mirar para otro lado. El dolor, se atraviesa de frente. Todo curte. Todo te hace crecer.
¡Os quiere muchísimo Papá!
Comentarios
Publicar un comentario