(73) E-mail escrito el 17 de diciembre de 2018
Cosas como ésta, son las que te hacen pensar en tirar la toalla. En rendirte.
Cuánta injusticia. Cuanta maldad. Cuánto daño gratuito.
Qué más le da permitir que os vea un solo minuto.
Yo en la puerta. Solo saludaros y daros un beso.
Negarse a ello.
Cuánta maldad. Cuanto daño.
Qué dolor.
Y sois tan pequeñas e inocentes que no podéis ver el monstruo que tenéis delante.
Cuánto daño.
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En el email original, que tenéis guardado, hay una grabación de una llamada telefónica en la que vuestra madre se niega, estando yo en la puerta, que venía de trabajar; a que os pueda saludar un minuto, y darte unas zapatillas que te había comprado para tus clases de baile.
Se niega a que abráis ni siquiera la puerta para saludar, aunque sea en la distancia.
No puedo poner aquí la llamada, pero la podréis escuchar.
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