(86) E-mail escrito el 9 de julio de 2019


Hola hijas mías,

Aquí estáis a mi lado en el sofá. Son casi las 23:00 de un martes cualquiera de verano.

Mañana a madrugar, que vais a la Escoleta de verano con los amigos. A la tarde cuando vuelva del trabajo, iremos a la piscina, que siempre os encontráis a alguien para jugar. 

Mientras estamos aquí... En nuestra vida familiar, vuestra madre no sé dónde está... La verdad, no quiero saberlo. 

Lo único que tengo claro es que se le quedó grande lo de ser madre. 

Haciendo lo que hizo, se aseguraba de que una semana de cada dos, ella podía hacer su marcha, no tener que hacerse cargo de vosotras, salir a discotecas por la noche, y en definitiva, hacer cosas que de normal una madre familiar no hace. 

La semana que no está con vosotras, es que ni os llama por teléfono. 

Yo, contrariamente, me duele enormemente la semana que paso separado de vosotras. Todavía me duele, y lo hará siempre, que pase un solo día en el que se me prive de veros. Solo porque una persona así lo decidió. 

Para mí, mi vida es veros crecer felices. Cuando acaba el día de trabajo, no hay mayor ilusión que ver a mis hijas... 

Vuestra madre parece que está deseando su semana libre para... En fin, ni sé detalles, ni quiero saberlos. 

Me da mucha rabia que no seáis más mayores, para poder ver y sentir todo esto por vosotras mismas. Sois muy pequeñas para elaborar juicios de valor. 

Por eso, os escribo todo esto.... Por si un día olvido. Por si un día no estoy. Por si el tiempo lo deja todo tan atrás, que nadie recuerde los detalles... 

Y para que sepáis el por qué de muchas cosas... Para que cuando a vuestras cabezas vengan pequeños recuerdos de vuestra infancia, podáis, en cierta manera, recomponer algún pedazo del puzzle. 

La caja del puzzle la rompieron, pisaron, patearon y dañaron de tal manera, que todavía me duele y siempre lo hará. 

Pero, por aquí os dejo algunas pistas... A ver si os van encajando las piezas. 

Os quiere,
Papá. 


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