(92) E-mail escrito el 5 de septiembre de 2019
Hola chicas,
Cuando una pareja con hijos se divorcia, normalmente es porque uno de los dos toma la decisión.
Creo que un pequeño porcentaje de personas que toman esa decisión, tienen realmente un motivo de peso, o real, que justifique romper una familia.
Por supuesto que los hay. Hay personas, tanto hombres como mujeres, que hacen mal las cosas, o llevan una vida nada recomendable, o directamente, dañan al otro miembro de la pareja, cualquiera que sea la manera de hacerlo (vicios, infidelidades, malos hábitos dañinos, maltrato hacia la otra persona,...).
Pero creo, por todo lo que he visto durante estos últimos años, en personas conocidas y desconocidas, que en la gran mayoría de casos de divorcio o ruptura de pareja con hijos, no hay un motivo real, salvo el propio egoísmo del miembro de la pareja que toma la decisión.
No sé cómo será la época que os toque vivir a vosotras cuando seáis adultas. Pero actualmente, la mayoría de las personas ha sufrido una enorme pérdida de valores fundamentales, de madurez, de responsabilidad y de principios.
Todos sabemos lo que nos gustaría hacer... Pero poca gente sabe lo que TIENE QUE HACER.
Y cuando se tienen hijos, es mayor si cabe la responsabilidad que se les debe.
Internet ha cambiado el mundo. Pero la segunda gran revolución, ha sido la llegada, hace ya varios años, de los teléfonos inteligentes (smartphones).
Todo esto ha traído una cultura de ocio, de disfrute, de diversión, de nuevas formas de comunicación entre las personas, que no todos saben gestionar correctamente.
Vivimos en una época en la que el culto a la imagen es enorme. Redes sociales en las que la gente muestra multitud de fotografías aparentando una vida feliz, diversión y disfrute en todo momento... Aunque realmente sus vidas estén vacías.
Las opciones de ocio, viajes, redes sociales para buscar pareja, o relaciones sexuales esporádicas, son infinitas... Todo el mundo siempre piensa que todos se divierten más que ellos, y tienen la sensación constante de que se están perdiendo algo, o dejando pasar multitud de opciones de "pasarlo bien".
Todo esto, en principio esta bien. El mundo avanza, y la sociedad también... Pero, ¿qué sucede cuando se tienen hijos?
Esa sensación de estar perdiéndose todo lo que está "ahí fuera" se acrecenta. Criar hijos no es fácil. Requiere de mucha paciencia, mucho esfuerzo, mucho compromiso de pareja como padres, y sobre todo, ESTAR AHÍ.
Es aquí, cuando esas personas, que realmente no tienen un motivo de peso para poner fin a un matrimonio, o a una pareja, lo buscan, para conseguir su fin egoísta. Eliminar las "cargas" de responsabilidad en su vida, y lanzarse a todo ese disfrute que hoy en día se ofrece.
Si, a todos nos gustaría seguir teniendo libertad, tiempo libre, amigos, planes,... Pero llega un momento en el que uno sabe lo que tiene que hacer, y sobre todo, DÓNDE TIENE QUE ESTAR.
Y los hijos.... Tanto necesitan... Pero realmente, es tan poco... Solamente, que estés ahi. Nada más.
Pero no solo de cuerpo presente. Criar hijos no es alimentar, vestir y asear.
Criar hijos es todo eso, y además que ellos noten tu presencia. Que se sientan seguros, porque saben que estás encima de ellos, preocupándote de ellos, y compartiendo con ellos cada pequeño avance diario en sus pequeñas vidas.
No sólo es estar. Es hacer que se note. No sé muy bien cómo explicar esa sensación de tranquilidad que tiene un niño, sabiendo que sus padres están pendientes de ellos.
No hace falta nada. Sólo alguna explicación de vez en cuando, alguna regañina, y sobre todo abrazos y besos.
Cuando unos padres se separan, el que toma la decisión, normalmente la toma después de haber trazado un plan para divertirse. Bien sea con otra pareja, con muchas, o bien sea yendo de aquí para allá... Las opciones son casi infinitas.
Antepone su egoísmo, su "derecho" a pasarlo bien, a su papel de padre o madre.
La otra parte, el que sufre las consecuencias de la decisión del otro, el que de repente se ve con una familia rota, tiene por delante un largo proceso de recuperación, si es que lo consigue.
Pero de lo que realmente os quería hablar es de que ambos progenitores, tanto el que deja, como el que es dejado, normalmente se embarcan en una particular "búsqueda de la felicidad".
Lo más normal, es que intenten encontrar otra pareja. Cambien hábitos, amistades, salidas, planes...
Entonces... ¿qué sucede con el "estar ahí para los hijos"?
De repente, unos padres que deberían estar, se distraen intentando recomponer sus vidas rotas, buscando a toda costa arreglar con pegamento los pedazos del jarrón roto.
Toda esta ausencia de figuras paternas, causa en el desarrollo de los niños profundas carencias. Carencias irreparables que arrastrarán el resto de sus vidas.
Estoy seguro de que cuando vosotras seáis adultas, tendréis amigos y amigas que os hablen de la vida triste que llevan, porque sus figuras paternas estaban ausentes.
Pero no ausentes físicamente, sino de intención. De corazón.
Suelen ser personas inseguras, con una tremenda falta de autoestima, y con pocas capacidades de expresar y gestionar sentimientos.
También son personas que les cuesta dar muestras de afecto.
Todo eso, son las consecuencias de la ausencia de las figuras paternas en la infancia y adolescencia.
Y estoy seguro, de que os cruzareis con más de una persona así, como yo lo he hecho.
Quiero deciros que yo soy consciente de esto. Y que yo en su momento tomé una decisión.
Rompieron mi familia. En mil pedazos. He pasado situaciones de sufrimiento y terror psicológico que espero no tengáis ni siquiera que llegar a comprender.
Pero tengo claro cuál es mi sitio. Tengo muy claro DÓNDE TENGO QUE ESTAR.
Y ese sitio es con vosotras. Junto a vosotras, y encima de vosotras.
Porque yo no tengo la culpa de lo que nos han hecho. Pero vosotras, mucho menos. Y yo soy adulto, y vosotras niñas.
La única prioridad es vuestra felicidad, y que crezcáis sin esas carencias.
Si para ello debo sacrificarme, lo haré.
La soledad es muy dura. Implacable. Hay momentos en los que te vence... pero siempre consigo sacar fuerzas, si no el mismo día, el siguiente, para cogerle del cuello, y mirándole fijamente decirle... "Aquí mando yo, y lo primero son mis hijas. Si te tengo que soportar, te soportaré, pero sé dónde tengo que estar".
En un pueblo en el que nadie me habla. Todos han sido testigos de lo que ha hecho vuestra madre, y todos guardan silencio....
No sólo eso, sino que le muestran su mejor cara... Le ríen las gracias... Qué poco valor tienen la mayoría de personas. Nadie mira atrás, nadie tiene memoria. Solamente les preocupa sujetar su máscara, y que siga el baile.
Soledad absoluta. Huir sería lo fácil. Alejarme sería la liberación.
Pero sé DÓNDE TENGO QUE ESTAR.
Evidentemente, la gente que conoces eventualmente a estas edades, es gente que viene de hacer lo mismo que me han hecho a mi. Vienen de tomar esa decisión egoísta, de no quererse perder toda esa "diversión".
Es muy difícil encontrar humildad a estas edades, y en estos tiempos, en los que tocando cinco o seis veces la pantalla de tu teléfono móvil, puedes tener sexo con una persona que no conoces de nada.
Tiempos en los que ya es algo normal meterse dos kilos de silicona en las tetas, para resultar más llamativa, o matarse en el gimnasio, en el caso de los hombres, para atraer a esas mujeres llamativas.
Es curioso, pero el caso típico de mi tiempo, es que todas estas divorciadas con hijos, rondando los cuarenta años, acaban teniendo escarceos con hombres bastante más jóvenes.
Ya sabéis que, normalmente, la mujer es la que tiene la potestad de elegir con quien se aparea.... Y estoy viviendo una época, en la que la escena habitual es: mujer con hijos se divorcia, y tiene "aventuras" con esos chavales, más jóvenes que ellas, que han estado preparándose físicamente para resultar atractivos a esa horda de divorciadas con tetas operadas, buscando "eso" que creen estar perdiéndose en la vida.
Se envían fotos desnudos, fijan una hora y un lugar, y hecho. Cuántas personas pasarían por la casa verde... Por mi habitación...
Incluso llegué a ver la foto que vuestra madre les enviaba... Tremendo. Muy doloroso... Vuestra madre... Y me la enseñó ella misma, como si yo fuera "uno más"... Y lo peor de todo, es que te hizo a tí, hija mía, hacerle esa foto posando de espaldas en ropa interior, enseñando su cuerpo desnudo... Horrible.
No pasa nada. Tiro en la cabeza, a bocajarro, y voy a por lo que quiero. Ya no me vales. Ya tengo hijas. Molestas en mi camino hacia lo que quiero.
Todos sabemos dónde nos gustaría estar... Pero pocos sabemos DÓNDE TENEMOS QUE ESTAR.
Yo, SIEMPRE HE ESTADO, ESTOY, Y ESTARÉ CON VOSOTRAS.
Aunque tenga un enorme coste para mi... Yo ya no importo, o por lo menos, no tanto como vosotras.
[...]
Vuestra madre, no tenía un motivo para hacer lo que hizo.
Yo le trataba bien, con cariño, asumí la mayoría de la carga de la crianza de las dos, adapté mis horarios de trabajo, para que ella pudiera seguir con el suyo. Le daba cariño, en todos los sentidos. En todos. Y disfrutábamos. Mucho.
Si, a cada uno le gustaban unas cosas, tipos de películas diferentes, tipos de conversación diferentes... pero había cariño, deseo, complicidad... Y una familia.
Yo era una persona normal. Un marido normal, y un padre normal.
De repente, el teléfono móvil. Decenas de personas diciendo cosas. Cosas que ella no podía "vivir" ni "experimentar" por tener una familia...
De repente, sintió la imperiosa necesidad de salir, y salir, y salir a discotecas, a bailar, de fiesta, volver a las 6:00 de la mañana, levantarse el domingo vomitando todo el alcohol ingerido la noche de antes, y no sé todo lo que pasaría en esas noches. No lo sé. Lo imagino, por con quien iba acompañada. Pero no lo sé. Yo me quedaba durmiendo abrazado a vosotras...
Me ponía en la puerta, justo cuando se iba a marchar. Tú de mi mano, y el bebé en brazos.... Y le decía: "¿te vas a ir...?"
No habían más palabras. Solo se escuchaba el ruido de los tacones de aguja, alejándose de nuestra casa verde...
Lógicamente, yo sufría, sufría mucho, y le decía que eso no estaba bien, que me sentía muy mal...
Cuando se vio presionada, cuando le dije que eso no podía ser así, en ese momento, en ese preciso momento, fue cuando cogió tijeras, pegamento, y algunos retazos, y fabricó sus motivos.
Motivos que no existían, para tomar su decisión egoísta.
Tiro en la cabeza.
Muerto.
Se le quedó grande lo de ser madre.
El resto de la historia... Ya lo conocéis.
Os quiere,
Papá.
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