(101) E-mail escrito el 19 de noviembre de 2019


¡Muchas gracias por tu carta, mi querida hija mayor!

¡Y muchas gracias por tu dibujo, mi querida pequeñita!

....... 

Cómo explicártelo... No estoy enfadado. Simplemente, soy padre. 

A veces, hay que reñiros, porque gritáis a la hora de irse a la cama, porque estáis jugando. Tengo que reñiros porque no son horas para gritar, por si molestamos a los vecinos... 

Ser padre es eso. Quereros infinitamente, pero también educar, y corregir cuando toca. 

Ya sabéis las nefastas consecuencias de no hacerlo. Los niños que crecen sin límites, a parte de ser unos tiranos, carecen de autoestima y no tienen tolerancia a la frustración.

Así que, si alguna vez me pongo algo duro, tranquilas. Hay que hacerlo así. Quizás algún día tengáis que hacerlo vosotras con vuestros hijos... 

Por otra parte, cómo no voy a estar triste a veces... Ha pasado ya mucho tiempo. Pero la herida y el dolor siguen ahí. 

Me robaron mi familia, mi casa, mi hogar, mi mujer, mi amor, y la mitad de vuestras vidas...

A veces, y aunque uno ponga todo el esfuerzo, la tristeza y la rabia se te apoderan. 

Intento explicártelo, pero me dices que no quieres hablar de eso. Que no quieres que hablemos de eso. 

Tranquila, lo entiendo. Eres muy joven todavía... 

¡Muchas gracias por vuestros preciosos regalos!

Os quiere, 
Papá. 




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