(122) ¿Qué se supone que debo de decir...?
Viernes, cuatro de la tarde.
Hoy ya no trabajo por la tarde, y pienso que agradeceréis que pase a recogeros más pronto de la niñera.
Os recojo.
Mientras esperamos a que tu hermana mayor recoja la bolsa con las toallas que usáis para bañaros en la piscina, subes al coche, y me cuentas una cosa, a modo de confidencia...
"¿Sabes papi? Mami ya no está con XXXX, se pelearon, porque él trataba mal a Nuca, nuestra perrita, la perrita que tú trajiste.
Y se pelearon y ya no están juntos...
Pero ahora mami está hablando por teléfono con un chico de Madrid. Hablan todos los días..., pero aún no se conocen".
Pobrecita mía... cuánta inocencia...
¿Qué te digo mi pequeña?
¿Qué se supone que debería de decirte?
Pues, sin pensarlo mucho, así con el calor y el cansancio, te digo lo primero que pasa por mi cabeza.
- Pues tu madre es tonta. Debería estar conmigo, que soy vuestro padre, y le voy a querer y cuidar como nadie.
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Segundos después, qué digo segundos... milisegundos, me doy cuenta de la estupidez que acabo de decir.
Ella quiere musculados estúpidos, que les guste bailar y esas cosas... gente que no ha madurado, gente que solamente quiere divertirse y pasarlo bien.
Nada de responsabilidades, ni de madurez, ni de hacer las cosas bien.
Nada de compromiso, nada de seriedad.
Musculados, que les guste bailar, y que le den diversión. Ah, y por supuesto, que le digan 7 veces al día lo guapa que está, y que le sigan en todos sus caprichos de princesa.
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Parece ser que otra vez está en las aplicaciones esas de internet de buscar pareja, ligues, rollos de cama, o lo que sea... Prefiere buscar en esos vertederos de basura, a estar con el padre de sus hijas...
Pero claro, hacer eso le asegura relaciones sin compromiso, y sobre todo, le asegura estar una semana entera de cada dos, sin vosotras.
Ella no soporta una vida familiar. Quiere fiesta y salir, y estar con unos y con otros... Y eso, que fue ella la que pidió tener familia...
En fin...
Lo que te he dicho, pequeña mía, era cierto, era lo primero que ha pasado por mi cabeza, y lo que siento.
Pero también sé que eso no va a suceder nunca.
Cómo volver ni tan siquiera a dirigir la palabra a una persona que ha sido capaz de hacer tanto daño, de una manera deliberada y egoísta.
Ser capaz de verte absolutamente destrozado, sin trabajo, sin casa, sufriendo por vosotras, y ser capaz de ir de fiesta en fiesta, y de cama en cama.
Imposible.
Lo que sí os puedo decir, hijas mías, es que desearía con todas mis fuerzas que esto nunca hubiera pasado.
Os quiere muchísimo,
Papá.
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