(134) ¿Por qué...?

 


Hola chicas.

Ayer cuando salí de trabajar, cogí un enfado muy muy grande.

No sé si es enfado, o es tristeza profunda.

O tal vez sea tristeza profunda mezclada con rabia y dolor.

Tal vez sea una mezcla de todo...


Vuestra niñera, está de vacaciones dos semanas en una casa de madera de una pedanía costera cercana al pueblo, y como vuestra madre y yo trabajamos todo el mes de agosto, pues ya que está cerca, se queda con vosotras mientras trabajamos, y más teniendo en cuenta los turnos de horarios tan diferentes que estoy haciendo yo en el trabajo.

Vuestra madre trabaja el mes de agosto, porque su trabajo estuvo cerrado durante un tiempo debido al confinamiento general del coronavirus, y yo, pues ya sabéis, acabo de empezar en el trabajo nuevo en el pueblo, y por eso, y porque en este trabajo se trabaja todo el verano, porque el producto que venden se vende mucho más en verano, pues tanto ella como yo nos toca trabajar este mes de agosto.

Me sabe muy mal por vosotras, porque pudiendo estar tranquilas conmigo, y estar en casa descansando o ir a la piscina con la familia, pues tenéis que estar con la niñera... Pero bueno, este verano han venido asi las cosas, y por lo menos estáis entretenidas, y cambiáis de ambiente. Hay que mirar el lado positivo.


Ayer jueves noche salí de trabajar a las 22:00, y cansado, sucio, sudado y con dolor en todos los músculos de mi cuerpo, pasé a deciros que al dia siguiente, es decir hoy viernes, yo trabajaba por la mañana, y por lo tanto, debíais dormir con vuestra madre, para no madrugar.

Vuestra madre se negó, y dijo que aunque yo entrase pronto a trabajar, que durmieseis conmigo, aunque ello supusiera dormir una hora y media menos.

Yo encantado de que durmáis conmigo, pero pudiendo dormir vosotras un poco más, pensaba que lo lógico era que durmierais con ella... Pero no quiso.

De todas formas, no es eso de lo que quería hablaros.


Me dijo, que hoy viernes vais a dormir, vosotras y vuestra madre, en la cabaña que ha alquilado la niñera. Y que al día siguiente, es decir, mañana sábado, os quedáis a comer allí una barbacoa.

Enseguida mi cara cambió. Una rabia enorme me invadió por dentro...

Este es un tema que arrastro durante años...

Ese es el premio para los malos.

Vuestra niñera y su marido, fueron testigos de todo lo que me hizo vuestra madre...


Echarme de mi casa

Separarme de vosotras

Robarme mi hogar y mi familia

Pasar una depresión enorme, que casi me cuesta la vida.

Unas pérdidas económicas y gastos enormes.

Dormir 7 u 8 meses en un sofá con vosotras, destrozando mi dignidad como padre.

Dormir en el suelo, para que vosotras estuvierais cómodas en la cama que teníamos en aquel momento.

Idas, venidas, horarios de recogida, y entrega.

Tener que cambiar los pañales a mi pequeña, en los aseos de un bar, en el suelo, o en el maletero del coche.

No dejarme veros las tardes que llegaba yo antes de trabajar, por pura y simple maldad.

Demandarme y llevarme a juicio, para quitarme vuestra custodia y pedirme 400€ al mes.

Vivir tu comunión apartado, como un figurante, y que te fueras a comer con otro imbécil.

Pero sobre todo, romper una familia, desmembrarla en pedazos.

...


Son tantas cosas... Y muchas más que ahora mismo no recuerdo... Porque el tiempo y el instinto de supervivencia para intentar ser feliz, te obligan a olvidar.

Tantas, para ponerse dos tetas de plástico y acostarse con todo lo que pillaba por delante, para meterse en el mundo de las discotecas, de las aplicaciones para buscar ligues y parejas en internet, para ir de aquí para allá.


Me destrozó.

Me quitó todo lo que tenía y amaba.

Me mató.


Todo eso lo han visto y son conocedores de ello, la niñera y su marido. A parte de que ya han conocido mínimo a un par de los idiotas que lleva vuestra madre como "nueva pareja".

Y pese a todo ello, la que se lleva las invitaciones a dormir y a comer en la casa de vacaciones, es ella.

No les importa nada...


También, pienso yo, y sé que no me equivoco; vuestra madre habrá llenado sus cabezas de mentiras, historias inventadas, falsedades y medias verdades, para quedar yo como el malo que provocó todo esto... le conozco. Ya lo hizo conmigo, cómo no lo va a hacer con los demás.

Afortunadamente, guardo unas grabaciones que espero os ayuden a poder formaros vuestro propio juicio y opinión... si llega el momento, las tendréis...


Tanto sufrí. Tantas tardes de aquellos veranos, en las que vivíamos alquilados en el pueblo de al lado, y las semanas que estábais conmigo, ni nos llamaban para ir a la piscina del pueblo. Por lo menos para que os divirtiérais vosotras... Nada.

Pero a los malos, por no decir otras palabras más malsonantes, invitaciones a la piscina, a cenar, a la montaña, de picnic...

Por eso tengo tanta rabia acumulada.


¿Qué he hecho yo mal?

Soy la víctima, no el malo.

Soy al que le han robado todo, y ha tenido que pasar un auténtico infierno personal, mental, económico,...

Casi muero en este proceso, y no soy el mismo, ni nunca volveré a serlo.


Rabia. Dolor y rabia.

De que la gente haga como si nada.

¿Por qué es?

¿Es porque es mujer?

¿Es porque tiene tetas de plástico?

¿Es porque es socialmente falsa para agradar a todo el mundo?

¿Por qué?

No logro encontrar una respuesta.


Sin querer, os lo juro, os hago partícipes de esto... Os digo que por qué no queréis quedaros conmigo, sabiendo que no nos vamos a ver en tres días. Os digo, con una cara encogida y constreñida por la rabia, si nunca vais a pedir estar conmigo, sabiendo todo lo que me han hecho, todo lo que he tenido que pasar para estar con vosotras, y todo lo que estoy luchando por vosotras...

Lo siento hijas mías. No debería deciros nada. Sois demasiados pequeñas para saber, conocer, juzgar... Lo siento de verdad. Perdonadme si la rabia y el dolor me pueden, y se me nota la tristeza, y os digo cosas que no tenéis que comprender, ni mucho menos escuchar...


Llega la noche... Me fumo un cigarro, tras otro... El que hace un millón. No sé. Ya perdí la cuenta.

No quiero fumar.

Pero es fumarse un cigarro, o explotar y dar salida a toda esta rabia y dolor, y decir las cosas bien claras, o intentar hacer justicia.

O quizás, huir bien lejos... lejos de todo este dolor y de las personas que lo revivien día a día en mi...

Pero irme, también es irme de vosotras.

Y esa decisión, jamás, me oís, jamás la tomaré yo voluntariamente.

Aunque todo esto me queme por dentro, y me esté costando la vida, estaré a vuestro lado.


No vivo. Sobrevivo.

Realmente, los ratos más felices son los que paso junto a vosotras.

Lo demás, es todo sufrimiento.

Estoy aquí por vosotras.


Os acabáis de marchar.

Nunca me acostumbro a que os vayáis.

Van ya cuatro años, aproximadamente, quizás un poco más, y no me acostumbro nunca a que os marchéis.

¿Por qué me tengo yo que separar de vosotras? ¿Por qué a ratos soy padre, y a ratos no? ¿Por qué no puedo escuchar vuestras risas, gritos, llantos, peleas? ¿Por qué?

No logro acostumbrarme, y creo que nunca lo haré.

Me ha robado la mitad de vuestras vidas.


Cuando tengáis 30 años, me habrá robado 15 años de vuestras vidas, de las vidas de mis hijas.

Y vosotras, teniendo que mantener en vuestra pequeña cabecita dos vidas, dos maneras de comportarse, de hablar, de actuar...


¿Por qué no hay castigo para los malos?


¿Por qué?





Os quiero.


Comentarios