(139) Discutíamos mucho...
Hola hijas mías.
Cuando en alguna ocasión le preguntéis a vuestra madre por qué hizo lo que hizo, lo más seguro es que os diga: "es que discutíamos mucho", o algo parecido.
Todo mentira.
Claro que al final habían muchas discusiones, pero porque las fabricó ella.
Las fabricó porque quería lo que quería.
Recuerdo especialmente tres motivos absurdos por los que siempre estaba enfadándose, y discutiendo conmigo... claro, tenían que ser motivos absurdos, porque motivos reales no habían. Tenía que organizar enfados y discusiones a diario, para intentar justificar lo que hizo ante los de fuera...
Recuerdo especialmente estos tres motivos:
- Cuando yo cocinaba (casi siempre), la cortina de tiras de goma que estaba en la puerta de la cocina, que daba acceso a la galería (o corral, como lo llamábamos), la subía hacía arriba, porque el armario de plástico que usábamos como despensa estaba fuera en la galería, y tenía que ir varias veces a coger algo... para mí era más cómodo apartar esa cortina, y a parte, el humo que se produce cocinando se aireaba.... Pues siempre estaba renegando y diciendo de malas formas que no quería esa cortina así.
- Cuando yo fregaba los platos (siempre), en lugar de dejarlos secar en el escurreplatos de plástico, los dejaba en el otro seno del fregadero, para que el agua directamente se fuese por el desagüe, y no acumular agua en el escurreplatos, que al final lo manchaba de cal... Pues siempre me decía de malas formas que eso era una "guarrada", y que no lo hiciera.
- En la mesa del salón, a veces yo dejaba algún papel mío, en una esquina, siempre en orden. Pues siempre me decía que la mesa era un desastre.... Años después, algunas veces que he entrado en la que era mi casa, la mesa está llena de objetos, papeles, trastos, mucho peor de lo que estaba cuando yo vivía allí.
Todos esos motivos, y hay muchos más por los que se enfadaba, aunque recuerdo especialmente esos tres, eran motivos absurdos. Excusas para tener discusiones, pese a que yo siempre le contestaba en tono amable, cariñoso, dándole mis motivos para hacer las cosas como las hacía.
Pero ella necesitaba "fabricar" discusiones y peleas, para luego poder decir, y deciros: "es que discutíamos mucho".
Mentira.
Absolutamente mentira.
Se agarraba a lo que fuera, se inventaba o buscaba lo que fuera, para quejarse, no estar de acuerdo, e intentar pelear.
Lo que realmente quería ya os lo he dicho muchas veces.... Echarme de casa, para poder irse de discotecas, acostarse con otros, y vivir una vida de no madre, de no pareja, una vida de mierda.
A parte, tanto esos tres motivos que os he dicho, como el resto de motivos, me hacían sentir como si esa no fuera mi casa... Me hacían sentir que yo no tenía libertad de decisión en mi propia casa.
¿Por qué si yo pago la mitad de los gastos de todo, al igual que tú, no puedo poner a escurrir los platos donde crea mejor, o no puedo dejar en la mesa de mi casa lo que crea conveniente? ¿Por qué?
Me da mucha rabia que la gente fabrique su propia "verdad", la que le conviene para justificar lo que hizo...
Esto mismo se usa para organizar guerras contra países, inventarse motivos por los cual destruir un país, cuando los intereses son bien diferentes...
Pero... ¿quién va a querer saber la verdad? A mi solo me importaría que la supieseis vosotras....
----------------------------------------------------------------------------
Hoy domingo, mientras mi chica mayor se ha ido con sus amigos a dar una vuelta, mi chica pequeña y yo hemos cogido la bici y nos hemos ido a pueblo de al lado, a la plaza que tiene un bar, y mientras yo tomaba mi café pensativo en lo que me has dicho por el camino, tú jugabas con unos niños que había en la plaza.
De camino, con tu habitual inocencia y buena voluntad, me has dicho:
- ¿Papi, tú conoces a Raúl? Es el amigo de mami. Y tiene una hija que se llama Olivia, y antes no era amiga de ella, pero ahora sí...
Un día estupendo, bicicletas y sol... y de repente, de nuevo, siento esa punzada en el cuerpo, no sé si a la altura del pecho, o del estómago... ese dolor, que no debería de doler ya, pero que se clava como un cuchillo afilado.
Intento pensar que ya han pasado años, que ya no debería de doler. Pero duele.
Intento no contestarte pequeña mía.
Pero no puedo.
Te digo si te parece bien que tu madre esté con otro, otro más de su larga lista. Que no es el primero ni será el último.
Te digo que yo soy vuestro padre. Que deberíamos estar todos juntos como la familia que somos.
Te digo....
Pero tú notas mi tristeza y dolor.
Y me dices que no sigamos hablando de eso.
Te digo que paremos de pedalear, y te doy un abrazo y te pido perdón.
Mi dolor es mío y solo mío.
Seguimos.
Llegamos a la plaza, y tomo mi café.
Tú juegas con los niños.
Pero el sol ya no calienta como debiera, el café no sabe a descanso, y el murmullo de la gente me molesta.
Solo mirarte y verte sonreír me hace feliz.
Otro.
Otro más.
Otro lío, rollo, novio, en fin... otro imbécil que con tal de tener alguien con quien acostarse, traga y da por bueno lo que sea.
Yo no puedo. Yo no quiero.
No quiero desear no estar con vosotras para tener tiempo de estar con otra.
No quiero presentaros a hijos de otras, para que os hagáis amiguitas y hagamos el teatro de como si fuésemos una "familia".
No quiero tener que dividir mi alma en dos, la de padre y la de hombre. Necesitáis mucho, y quiero estar ahí para vosotras.
Quiero que nada me quite ni un segundo, ni un euro, ni un pensamiento, porque son todos para vosotras.
Quiero seguir escribiendo, pero ya me pedís que haga la comida... que tenéis hambre.
Vamos a ello.
Hoy macarrones.
Os quiere,
Papá.
Comentarios
Publicar un comentario