(156) Hablas más con ella...
Hola chicas,
Hoy sábado, iba a ser un sábado solitario, pues estáis con vuestra madre.
Pero antes de la hora de comer, me ha llamado diciendo que se iba al hospital, porque estaba tosiendo mucho, le dolía la garganta, y no se encontraba bien.
Ya sabéis que nos hemos contagiado todos de coronavirus, y parece ser que a ella le ha pegado más fuerte.
He ido a casa de vuestra madre, que os había dejado solas, y os he hecho la comida. Hemos comido juntos, y luego hemos esperado a que a vuestra madre le diesen el alta en el hospital.
No había que preocuparse, le han hecho analíticas de sangre y orina, y una radiografía; y todo estaba bien.
................................
Abriendo su nevera, me pregunto por qué tiene un pack de muchas cervezas, y por qué tiene varias botellas de vino blanco dulce, vino tinto lambrusco (afrutado), sidra, y una botella de cazalla (un licor muy fuerte y repugnante, y de muy alta graduación alcohólica).
Imagino que el vino dulce será para cuando recibe amistades para cenar... imagino que las cervezas serán para el que esté con ella ahora, y la cazalla, pues no lo sé, la verdad, quizás también.
Esa era mi nevera.
Esa era mi casa.
He estado con vosotras, hasta que ella ha vuelto del hospital.
Cuando ha llegado, mi chica mayor ha dejado el teléfono móvil (estabas jugando), y has ido a hablar con ella a la cocina, preguntándole cosas, y hablando muy cercana a ella... Hablando de tú a tú, como pocas veces haces conmigo.
Yo sé que es vuestra madre. Y sé que necesitáis quererle.
Pero me duele tanto ver cómo una persona que hizo tal cantidad de daño y maldad, que destrozó una familia, destrozó una persona, sacó a vuestro padre de casa, y de vuestro lado, todo para irse a acostarse con decenas y decenas de tíos...
Me duele que no reciba ningún castigo por ello.
Hizo todo lo que hizo, me hizo todo lo que me hizo, y ahí está, recibiendo tu cariño y tu conversación, cuando durante años y años, era yo el que lo daba todo para cuidaros, el que siempre estaba para vosotras, y por supuesto, el que nunca hubiera roto nuestra familia.
Me duele mucho. Me parece injusto.
De nuevo, esas ganas de irme...
Esa sensación de que estoy desperdiciando mi vida. De que todo da igual.... nadie va a tener nunca en cuenta todo lo que hizo. Todo lo que me hizo.
Y mientras, yo dando mi vida entera, por estar a vuestro lado. Lejos de mi familia. En un pueblo en el que no tengo nada, salvo a vosotras.
Sé que sois chicas. Y que para unas hijas, su madre es importante.
Pero esa madre, tiró a vuestro padre de casa, para empezar a irse de discotecas, de borracheras, de fiesta, de acostarse cada noche con uno... Mientras yo, pasaba por la peor depresión de mi vida, dormía en sofás, y le veía los ojos al mismísimo diablo.
Mi casa.
Mi hogar.
Mi familia.
Mi pequeña, no sé si porque es más pequeña, o por qué, sí que me da más muestras de cariño, y me dice al oído mientras llega vuestra madre, que no quiere que me vaya. Que quiere que esté ahí con vosotras...
Te digo que yo también desearía estar ahí con vosotras.... pero no puedo decir ni hacer nada más.
Te dejo que me hagas un "tatuaje" en el brazo. Porque sé que te gusta hacerlo. Y así me acordaré de vosotras, este par de días que no vamos a vernos.
................................
Cariño, sé que no haces nada malo queriendo a tu madre, y no te tengo en cuenta nada... Te quiero igual.
Os quiero igual.
Pero no puedo dejar de pensar en la injusticia.
No se lo merece.
Miles de veces os dejó con quien fuera, o conmigo, para irse de fiesta y discotecas, y acostarse con otros....
Y ahora, sin hacer nada, más bien lo contrario, habiendo destruido con egoísmo y maldad, recibe vuestro cariño.... Cuando debería recibir repudio y rechazo por lo que hizo, por lo que me hizo...
Da mucha rabia.... Y dan ganas de irse. Por lo menos, de intentar alejarse, para que el dolor no duela de esta manera en la que lo hace.
................................
Ahora ya en casa, lo único que oigo es el segundero del reloj de la cocina. Y lo único que veo moverse es a Ruli, nuestro gato.
La soledad no se oye, ni se ve.... pero pesa y duele muchísimo.
Mi vida se quedó en la otra casa.
Os quiere,
Papá.
Comentarios
Publicar un comentario