(160) Estoy cansado...
Se acerca la semana santa del año 2021.
Ayer por la tarde estuve en casa de vuestra madre, porque esta semana no estáis conmigo, pero tenías hoy examen de Castellano, por lo que teníamos que estudiar un poco.
Y lo de siempre...
Tengo que ver esa casa... mi casa... Tengo que ver y escuchar a vuestra madre... no quiero...
Mientras estudiamos, no para de usar el teléfono móvil... le llegan mensajes de voz, de hombres... supongo que serán de la gente con la que queda para ir a la montaña...
Me dice que le diga YA qué días vamos a hacer vuestro cambio de semana, porque ella quiere saberlo, para hacer planes con esa gente...
Yo, miro el calendario... y no sé qué contestarle... Yo quisiera que estuvieseis siempre conmigo, pero por otra parte trabajo...
Qué asco me da todo esto de los días de intercambio.
Es como si nos pasásemos una pelota, y la pelota sois vosotras, hijas mías.
Qué asco.
No se tienen hijos para esto.
Se tienen hijos para quererlos, cuidarlos, y educarlos.
No para tener que mirar calendarios, negociar fechas de entrega e intercambio...
Yo siempre quiero estar con vosotras. Yo quiero veros todos los días, y saber cómo os ha ido el colegio. Quiero veros y saber si tenéis deberes... quiero saber si el día ha ido bien, si sois felices.
Verle y escucharle hacer planes con otra gente, me hunde. Ver que tiene prisa por saber qué días no estáis con ella, para planificar cosas con otra gente, me entristece.
Salgo de ahí pensando que no tengo por qué sufrir de esa manera.
Salgo de ahí siempre pensando que no quiero sufrir. Que lo que debería hacer es desaparecer la semana que no estáis conmigo. Para alejarme del dolor.
Pero es que yo no quiero hacer otra cosa... No quiero ir con nadie. No quiero quedar con nadie. No quiero hacer nada...
Lo primero en lo que pienso en cuanto salgo de trabajar, es en veros.
Y tengo que ver y escuchar todo eso... Ver que tenemos que ir cada uno por nuestro lado, en lugar de ser una familia unida.
Tengo que verle a ella... escucharle...
Pienso que debería desaparecer la semana que no estáis conmigo.
Ya lo he intentado muchas veces, pero me es imposible.
Me obligo a no pensar en vosotras.
Me intento hacer a la idea de que no tengo hijas, para no sentir el deseo de ir a veros.
Qué duro... Qué asco... Querer a tus hijas, y tener que obligarte a pensar que no tienes hijas, para que el deseo de estar con ellas no te duela tanto.
Debería obligarme a desaparecer las semanas que no estáis conmigo.
Pero es que.... no quiero.
Que mierda más grande y dolorosa. Tener que obligarte a NO pensar en vosotras.
Es horrible.
Acabamos de estudiar, y me dices que te has dejado la riñonera en casa de tu amiga. Me ofrezco a llevarte en coche a que la cojas, y luego te llevo de vuelta a casa.
Dentro del coche, me preguntas que por qué estoy triste.
Y yo te digo que odio tener que hablar de fechas de intercambio. Que no se tiene hijos para esto. Que se tienen para quererlos, para querer estar con ellos.
Tú me dices que hay que olvidar el pasado. Que hay que seguir... (ya ves, mi niña con 11 años y medio diciéndome frases de ánimo)...
Yo te contesto que te imagines que te arranco un brazo, y te digo que lo olvides, que sigas adelante... que te olvides de ello y que sigas...
No sé si me entiendes. Sé que no. Te digo que espero que si un día tienes hijos, no tengas que pasar por esto, porque tú querrás estar siempre con ellos...
Pero inmediatamente detengo la conversación, porque sé que no te gusta hablar de estas cosas, y sé que te entristecen.
Así que cambio de tema, y te pregunto por esa cabaña que estabais construyendo tus amigas y tú en un campo de naranjos del pueblo...
Qué puedo hacer hija mía... quiero que seas feliz. El dolor es mío. Tú tienes que ser feliz.
Qué asco me da hablar de intercambios... tener que negociar cuándo estáis conmigo y cuándo no... cuándo eres padre, y cuándo no....
Y todo, decidido por otra persona. Por una persona egoísta.
En fin...
Hoy he venido a trabajar con esa tristeza habitual de cuando no te apetece hacer nada. Teniendo la sensación de que no me gusta la vida que tengo, pero que no puedo hacer nada para cambiarlo. Porque ella decidió esta mierda de situación.
Porque ella decidió por todos.
No me apetece nada más.... solamente veros y estar con vosotras.
Para eso os he cuidado desde el primer pañal y el primer biberón.
Cómo me va a apetecer otra cosa... otro lugar... otra persona....
Es imposible.
Os quiere,
Papá.
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