(170) Las llamadas
No sé qué pasa.
Últimamente, siempre que te llamo, nunca me puedes coger el teléfono.
Incluso me cuelgas, y me mandas un mensaje diciendo que en ese momento no puedes hablar. Que te vas a duchar, que vas a cenar... Cualquier cosa.
Cuando antes me cogías el teléfono a cualquier hora.
Duele. Colgar el teléfono a tu padre.
A parte de eso, cuando consigo hablar contigo, nunca tienes nada que contar.
Es frustrante. Toda la semana sin poder veros. Deseando saber de vosotras. Y no hay un momento para contestar mis llamadas.
Es muy raro... Todo coincide justamente, desde que tu madre ha metido en casa al nuevo con el que está.
Desde que anda por casa de vuestra madre, es muy difícil que me contestes al teléfono.
Por más que te pregunte, no hay manera de que me digas qué sucede. Si es que no puedes hablar, no te dejan, o es que no quieres...
Para mi es muy doloroso... Con todo lo que he luchado por vosotras.
Y encima, hoy la pequeña me dice que está muy cansada del colegio, para hablar conmigo por teléfono...
También mi pequeña.
Pues nada...
Al final, tienes que protegerte del dolor.
No tengo manera de saber qué pasa, aunque sé que algo pasa.
Me siento muy impotente.
Así que, para no sufrir, pues la final tendré que dejar de llamaros.
No es mi deseo. Ya que no nos dejan vernos, me quedaba el consuelo de hablar un ratito con vosotras por teléfono.
Pero visto el drama que supone, lo evitaré también. No quiero sufrir.
Repito lo que llevo pensando hace tiempo... No aguanto tanto sufrimiento. Querer veros y no poder. Querer llevar al día vuestros asuntos escolares, y no poder.
Querer saber de vosotras. Veros, aunque sea 5 minutos...
Ojalá levantaseis la voz por mi. Ojalá exigierais vuestro derecho a verme.
Pero eso no va a suceder.
Así que, con el estómago encogido, sólo me queda repetiros lo de siempre... Ya sabéis dónde estoy, y cómo encontrarme.
Aquí estoy, siempre para vosotras.
Odio no poder educaros, y estar en vuestro día a día, de todos los días...
Odio a quien hizo todo esto.
Se merece el peor de los castigos.
Pero también sé, que no va a suceder.
Nunca habrá alivio para tanto daño.
Os echo de menos.
Papá.
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