(175) El deseo
¡Hola chicas!
Tengo un nuevo trabajo. Sí, ya lo sé, otro.
Muchos cambios en estos últimos meses...
Pero apareció una oportunidad que no podía rechazar.
Estaba trabajando en una empresa que vende vestuario de trabajo a empresas, pero lo que peor llevaba era el horario.
Todos los días, salía a las 19:00, a las 7 de la tarde.
Eso implicaba, llegar al pueblo mínimo a las 19:30, y entre recogeros de la mujer que os cuida, llegar a casa, revisar mochilas del cole, hacer deberes si hay, duchas... Se hacían las 10 de la noche y todavía no habíamos cenado.
Como yo sabía que eso no era vida ni para vosotras ni para mi, iba mirando otras ofertas de trabajo, hasta que encontré una oferta de vendedor, en la que el horario era salir por las mañanas a hacer visitas, y las tardes trabajar desde casa. Los viernes completos desde casa, y no se trabaja ningún fin de semana (sábados).
A parte de que las condiciones económicas eran mejores, lo que me impulsó a hacer el cambio fue el horario.
Mi chica mayor empieza en septiembre ya el instituto, y las clases acaban a mediodía, además de que necesitarás ayuda con lo que estudies, porque ya es primero de ESO, y todo va subiendo de dificultad.
Y mi chica pequeñita, pasa a segundo curso de primaria, pero por tu edad, eres de las más pequeñitas de clase, sino la más pequeña, y vas un poquito justa en lectura y matemáticas, comparado con tus compañeros... Es una simple cuestión de edad, pero tengo que apoyarte mucho para que consigas estar al nivel de los demás.
Por eso, para poder estar en casa por las tardes, que aunque esté trabajando, si acabo sobre las 18:00 más o menos, ya estoy en casa, y vosotras tenéis la tranquilidad de que estoy en casa, no tengo que venir desde otro sitio.
Eso, unido a que ningún sábado se trabaja, me hizo dar el salto.
Por vosotras.
No es fácil, dejar un trabajo voluntariamente, sin saber lo que te espera en el siguiente, pero por vosotras, y también por mi, tomé la decisión, y di el paso.
Espero que todo vaya bien, y pueda trabajar, a la vez que estar presente para vosotras.
¡Deseadme suerte!
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Hoy es martes, y no estáis conmigo. Sé que estáis a escasos metros, a escasos pasos, pero no es mi semana.
No pasa un día en el que no estéis conmigo, y no sienta el deseo irrefrenable de ir a veros, de saber de vosotras...
Pero tanto sufrimiento, en el pasado, hace que sepa que es mejor reprimir esas ganas de vosotras.
Ya en los años pasados sufrí mucho.
Peleé por veros cuando no me tocaba.
Iba a buscaros, con la excusa de ver si teníais deberes o necesitabais ayuda con algo...
Y la mayoría de las veces, lo que me llevaba era dolor.
Vuestra madre negando el que pudiera veros, vosotras tensas, porque sabéis que se crea conflicto si voy..., y ahora, que no sé si voy a veros y está metido en casa de vuestra madre el nuevo con el que está...
Os veía, pero el dolor y la impotencia, el sufrimiento y la sensación de injusticia, de no poder hacer nada... me apretaban en la boca del estómago hasta no dejarme casi ni respirar.
Eso es lo que ha conseguido la egoísta, que haya interiorizado como algo natural, que no es mi semana con vosotras, y que, aunque esté aquí, cerca, en casa, con tiempo disponible, no vaya a veros...
Quieres evitar el dolor, quieres evitar la decepción, quieres dejar de sufrir... Y no vas.
Pero no os equivoquéis, el deseo sigue dentro de mi.
Tanto dolor te mata. Así que lo evitas.
En eso te convierten, en un padre, que aun queriendo ir a veros, porque día sin veros es día perdido, asume, e interioriza, que NO ME TOCA.
Es asqueroso, de verdad os lo digo.
Siento repugnancia de mi mismo, porque la realidad no es esa, YO SÍ QUE QUIERO VEROS.
Pero eso es lo que consiguen las personas malas y egoístas... que al final, vayas desistiendo poco a poco, porque lo que obtienes negativo, es peor que lo positivo.
Ahora opto por deciros: "ya sabéis dónde estoy, solo tenéis que llamarme, venir a verme, siempre estoy aquí para vosotras..." con la esperanza, de que algún día me deis una sorpresa... pero supongo que de momento, sois muy pequeñas.
Da igual.
Aquí estoy.
Os esperaré siempre.
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Este domingo pasado, hace dos días, viví uno de esos momentos de felicidad amarga. Tristeza profunda y añoranza.... rabia, dolor....
Volvía con mi pequeña de casa de su amiguita Ángela... caminando...
Y por el camino, volaba una de esas plantas (no sé cómo se llama), a la que llamamos "abuelito", ya sabéis, es blanca, con pelitos, vuela porque pesa muy poco.... supongo que sabéis a lo que me refiero.
La tradición es que los niños intentan atraparla con la mano, piden un deseo, y la vuelven a lanzar al vuelo, con la esperanza de que el deseo se cumpla.
Mi pequeña, me dijo que atrapásemos el abuelito... Al final, lo conseguimos.
Lo cogiste entre tus manos, y le susurraste:
- "Que mi padre y mi madre estén juntos".
Pensabas que no lo había escuchado... pero lo escuché.
Qué triste, que mi hija pequeña, tenga que tener ese dolor dentro de sí, de tener a las dos personas que más quiere, sus padres, separados, y sin ningún tipo de relación.
Qué triste que mi hija pequeña, tenga que ver a su madre con otro (uno de los muchos que ha visto, e intuyo que no será el último).
Que algo tan bonito, tan noble y puro, como que una niña quiera que sus padres estén juntos, se quieran... sea un anhelo inalcanzable. Algo que vas a llevar toda tu vida clavado en tu interior...
Lo único que te dije, cariño mío, en un intento de darte algo de paz, es que había escuchado tu deseo, y que yo también lo compartía, que yo deseaba lo mismo...
Pero dentro de mí, sé que es algo imposible...
Sentí, paz, felicidad, al ver que nos quieres, y que desearías tenernos juntos... pero a la vez, sentí dolor porque tengas que tener esa carencia, y ese deseo inalcanzable.
Sentí rabia, por no poder hacer nada para evitar tu dolor....
Ojalá pudiera yo hacer algo, hija mía...
Ojalá.
Soltaste al abuelito...
Y voló.
Seguimos caminando hacia casa, cogidos de la mano.
Quizás, algún día, alguien nos diga dónde van todos los abuelitos, cargados de deseos... y qué pasa con esos deseos...
Lo único que pensaba, mientras caminábamos en silencio, es que siempre os querré, que siempre estaré AQUÍ, o donde quiera que necesitéis que esté, PARA VOSOTRAS.
Os quiere,
Papá.
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