(189) Una duda...

En esta semana que no estáis conmigo, la soledad da para pensar mucho.

Muchas veces hablo solo, hablo en voz alta, para usar la voz, para que se oiga algo en casa. 

Hace mucho daño la soledad. Noto cómo me voy apagando cada vez más. Hago lo mínimo imprescindible para seguir vivo.

Quiero proponerme cambiar esto. Volver a hacer algo de deporte, que tengo olvidado hace mucho tiempo. 

Siempre priorizas el trabajo, las obligaciones, vuestro cuidado y educación, y me dejo a mi para lo último...

Como os decía, la soledad da para pensar mucho.

Y hoy, me ha venido una duda a la cabeza...

Si yo le hiciera a vuestra madre un daño enorme, muy grande, que le afectase muchísimo...

Si yo le hiciese mucho daño... ¿os enfadaríais conmigo verdad?

Porque estaría haciendo daño a una persona que queréis.

Entonces, ¿qué pasa con el daño que ella me hizo a mi?

Echarme de mi hogar, arrancarme de vosotras, de mi vida y de mi familia, hacerme caer en una depresión horrible, dejarme sin casa, sin hogar... Sin familia, sin vosotras, sin mi vida...

Un daño personal, moral, afectivo, económico, mental... Un daño horrible. 

Me ha hecho perder mucha salud, mucho dinero, mucha ilusión, mucha felicidad, y sobre todo, mucho tiempo con vosotras que no va a volver...

Si yo le hiciese todo eso a vuestra madre, ¿qué me diríais?

En cambio, ella lo hizo. Ella me lo hizo.

Y no veo ni un reproche. Ni una palabra de desaprobación, nada. 

Pero tranquilas. Yo sé que erais muy pequeñas para ser testigos reales de lo que hizo.

Teníais si no recuerdo mal 6 y 1 años de edad... Imposible ser consciente para juzgar. 

Yo si que lo recuerdo todo. 

Recuerdo las noches de angustia. Recuerdo la ansiedad, la pena, la rabia, el dolor, la injustícia.... Recuerdo dormir en el sofá, en el suelo, recuerdo 6 mudanzas... Recuerdo saber que estaba en otras camas con otros, y no poder resistir el dolor por dentro, mientras os cuidaba. 

Pero vosotras, erais muy pequeñas. 

Entiendo que tengáis y que necesitéis querer a los dos...

Jugó con esa baza a su favor. Ella sabía que erais demasiado pequeñas para juzgarle. 

En fin... 

Intentaré apartar este pensamiento de mi cabeza, así como he apartado otros durante estos años.

No quiero pensar más en ello. 

Tengo miedo de que no me guste la respuesta que encuentre al final del pensamiento.

Es mejor dejarlo pasar. 

Seguir. 

No hay más. 

Intentar seguir. 


Os quiere,
Papá. 


Comentarios