(226) La puerta
Que tus propias hijas, por las que has dado la vida entera, y sabes que darás lo que te queda de ella, te miran desde la puerta del que era nuestro hogar, y te cierran la puerta blanca en la cara, sin ningún tipo de remordimiento..., y cuando voy por cualquier motivo, te miran como diciéndote de esa verja negra no pases, que aquí no puedes entrar, ya no vives aquí, después de todo el esfuerzo, tiempo y dedicación que me costó todo, te da una idea de la infinita paciencia y esfuerzo que tienes que hacer, para reprimir lo que piensas y sientes.
Sueño con que un día dijerais: "No, ese es mi padre, esta era su casa, y tiene más derecho a estar aquí que ningún extraño... ¿Qué has hecho con nuestro padre?"
Pero ya lo dijiste el otro día... Habéis interiorizado que no se puede hacer nada, y que lo que toca es acostumbrarse. Acostumbrarse a la injusticia...
En fin... Yo, os entiendo, trago saliva, guardo silencio, y sigo hacia delante. No puedo hacer más.
Os quiero.
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