(245) No quieres despedirte

Pasamos nuestra semana de verano... ya sabéis, no hay clases, y todo el día lleno de horas por llenar.

Es lunes, el día que os marcháis, y me pides que si puedes irte antes con tu madre, porque va a cambiar unas prendas de ropa, y quieres ir con ella para comprarte un pantalón blanco.

Te digo que sí, que sin problema. Yo me quedo a la pequeña, para que podáis ir de compras a gusto, y a la vuelta le recogéis.

Aprovecharé para hacer repaso de matemáticas y lectura con ella.

Te pido un beso antes de irte... pero me dices que luego cuando vuelvas subirás y te despedirás, para pasar la semana con tu madre.

Te digo que de acuerdo, luego nos despedimos.

Me asomo al balcón, y te veo subir al coche del que está metido en la que era mi casa, y te vas.

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Después de 3 horas, me llamas y me dices que baje la pequeña.

Te digo que si no vas a subir a despedirte... y me dices que ya estás en el coche y que no vas a subir ahora...

Yo me quedo sin palabras.

Me lo habías prometido.

No voy a verte en una semana, en contra de mi voluntad.

Y no quieres subir a despedirte de mi. A darme un beso, o un abrazo...

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Me quedo sin reaccionar, y como tarda en bajar la pequeña, bajas del coche y tocas el timbre de abajo.

Contesta la pequeña, y le digo que te diga si no vas a subir a despedirte....ya no estás en el coche, estás fuera. Estás abajo, solo te pido que subas y nos despidamos. Verte por última vez en una semana.

Dices que no. Que baje tu hermana.

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Me quedo roto. He hecho y sigo haciendo todo por vosotras. Y te niegas a subir un momento a despedirte de mi.

Sabes que me duele separarme de vosotras.

Prefieres estar ahí, con tu madre y el mongolo ese, a subir y tener un detalle conmigo.

Pienso que quizás te sabe mal, delante de ellos, decir que subes a despedirte de mi. No quieres quedar mal con nadie, y no quieres crear situaciones tensas.

Pero con más motivo, creo que deberías pensar que precisamente, con todo el derecho del mundo, quieres despedirte de tu padre.

TU PADRE, no un extraño.

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Dejo bajar a la pequeña.

Me asomo al balcón. 

Y os veo marchar.

Sin más.

En el coche del otro.

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¿Qué te costaba subir un momento?

Tenias que coger la riñonera con los cargadores, y el dinero de las camisetas de la cena de quintos... 

Me lo habías prometido... que nos despediríamos luego.

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Me duele mucho.

Me quedo sin palabras.

Otras veces, te he escrito después, hablándote de cómo me siento... 

Como cuando os llamaba y me colgabais las llamadas, supongo que porque está el extraño con vosotras.

¿Qué mas da? ¿No podeís hablar con vuestro padre?

Solo quería saber de vosotras y preguntar cómo estabais...

Pero esta vez, el dolor y el vacío era muy grande, y también sentía que no iba a servir de nada, el decirte o explicarte.

Me quedo mudo. Vacío. Sin palabras.

Para qué decir nada.

Ya lo he dicho muchas veces.

Es una sensación de despago enorme.

Dan ganas de hacer lo justo: darte comida, cama, aseo y ropa. Nada más.

Pero sé que eso no va a pasar. Que te voy a querer igual toda mi vida.

Pero no puedes imaginar el despago y dolor que se siente, a que te niegues a subir a despedirte.

Un momento, solo un momento.

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No es que no cayeras en ello, o que no pensaras en mi. En que no os voy a ver en una semana.

Es que, por si acaso no hubieras pensado en ello, te lo pregunto 3 ó 4 veces. 

Haciendo énfasis en la pregunta, en la importancia del gesto.

"¿De verdad no vas a subir a despedirte?"

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No subes. 

Y os vais.

Y me quedo hecho un auténtica mierda.

Encogido de dolor.

Piensas que qué haces aquí, entregando los mejores años de tu vida...

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Hoy es miércoles.

Esto pasó el lunes.

Han pasado dos días.

He querido dejar pasar dos días, antes de escribir esto.

Para escribirlo con menos rabia y dolor.

Para no decir cosas de las que luego me arrepienta.

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No pasa nada.

Te quiero igual.

Es mi obligación aguantar todo esto y cumplir como padre.

Pasará.

Esto, también pasará.